Cada pasaje de la escritura tiene sombras proféticas, mensajes proféticos, debido a que toda la escritura es profética.
Como ejemplo vemos que “comer pan” es una sombra de nutrir el espíritu con la palabra de Yahweh. “Yeshúa les dijo: yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed.” Juan 6:35
“Tener sed” es una sombra de la necesidad espiritual por Elohim Yahweh. “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Elohim, el alma mía. Mi alma tiene sed de Elohim, del Elohim vivo; ¿Cuándo vendré y me presentaré delante de Yahweh?” Salmo 42:1-2
“La ceguera física” es sombra de la ceguera espiritual. “La lepra y enfermedades de la piel” son una sombra del pecado. “El matrimonio” es una sombra del amor de Yahweh por su pueblo.
“La mujer estéril” es sombra de la nación de Israel (Efraín) que no dio a luz al Mesías (no lo reconoció), pero que tendrá muchos hijos al final de los tiempos. “Alégrate, oh estéril, la que no paría; levanta canción, y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto: porque más son los hijos de la dejada (Efraín, reino del norte o casa de Israel) que los de la casada (Judá, reino del sur o casa de Judá), ha dicho Yahweh.” Isaías 54:1
“La mujer adúltera” es sombra de la nación de Israel que apostató y practicó la idolatría con otros dioses. A la mujer adúltera se le daba carta de repudio, según la Torah como se menciona en Deuteronomio 24:1-4. Yahweh le dio carta de repudio a Efraín por sus idolatrías: “Ella vio que por haber fornicado (haberse prostituido) la rebelde Israel, YO LA HABÍA DESPEDIDO Y DADO CARTA DE REPUDIO; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó (se prostituyó).” Jeremías 3:8
Entender estas sombras proféticas como las llama Pablo en Colosenses 2:17 nos permite comprender a profundidad los hechos bíblicos. Las sombras proféticas apuntan a la redención por medio del Mesías y al restablecimiento del Reino de Yahweh en esta tierra.
Esta aclaración sobre las sombras proféticas nos sirve como introducción para estudiar el tema de la mujer samaritana y sus maridos.
Los samaritanos según la tradición son descendientes de las tribus de Manasés y Efraín, hijos de José. En el año 936 a.C., las tribus del norte se rebelaron contra Roboam, hijo de Salomón. De esta rebelión surgieron dos reinos: el de Israel en el norte, con su capital en Siquem (hoy Nablus) y el de Judá en el sur, con su capital en Jerusalén. En el año 875 a.C. el rey de Israel, Omri, trasladó la capital de Siquem a Samaria.
En el año 740 a.C. los asirios conquistaron a las diez tribus de Israel. La Biblia cuenta que el pueblo original marchó al exilio y fue reemplazado por gente foránea a quien se le dio cierta instrucción religiosa similar a la judía. Aunque el pueblo samaritano, originado con esta mezcla, reconocía la Torah, fue despreciado por el pueblo judío. Este exilio es llamado la “Cautividad de Nínive” y se encuentra relatada en 2ª de Reyes 17:17:25.
“El pozo de agua” es sombra de la esposa, según vemos en Proverbios 5:15-19 “Bebe el agua de tu misma cisterna, y los raudales de tu propio pozo. ¿Se derramarán tus fuentes por las calles, y tus corrientes de aguas por las plazas? Sean para ti solo, y no para los extraños contigo. Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre.”
El siervo que envió Abraham para buscar esposa para su hijo Isaac la encontró a la orilla de un pozo y Moisés mismo encontró a su esposa a la orilla de un pozo. Esta es la correlación que existe entre la esposa y un pozo de agua.
La mujer samaritana representa a la casa de Efraín, las diez tribus dispersadas y mezcladas con los gentiles, también representa a todo Israel pues la escena toda sucede en el pozo de Jacob (Juan 4:6) quien es Israel.
Yeshúa le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Yeshúa le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Juan 4:16-18
Yeshúa le pide llamar a su marido sabiendo que no lo tenía, porque Él mismo afirma que la samaritana dijo la verdad al responder que no tenía marido (Juan 4:17), luego, debemos entender que Yeshúa hablaba en sentido simbólico y se refería a Israel y Roma, con el objetivo de revelar el adulterio de la nación para con su verdadero marido.
La relación adúltera entre Israel y sus maridos ya se menciona en 1ª Reyes 19:18 “Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal (בַּעַל = marido), y cuyas bocas no lo besaron.
Esta mujer tuvo 5 maridos: Egipto, Asiria, Babilonia, Medo-Persia y Grecia, y actualmente Roma. De esta manera Yeshúa le hace comprender que ninguno de ellos es su marido. Esto condice con lo que menciona el profeta Oseas 8:3 “Por haber acudido a Asiria como un terco asno salvaje. ¡Efraín dio regalos para comprarse amantes!” También con lo dicho por el profeta Ezequiel 16:33 “A todas las rameras les dan regalos, pero tú dabas regalos a todos tus amantes y los sobornabas para que vinieran a ti de todas partes para tus prostituciones.”
La mujer debe haber comprendido la sombra profética, ya que confiesa que con esas palabras Yeshúa le había dicho todo lo que había hecho, es decir, conocía su historia. Juan 4:29.
Lo que Juan escribió sobre los maridos lo menciona luego de otra manera en Apocalipsis 17:9-10 “Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo.”
Los cinco reyes que han caído son Egipto, Asiria, Babilonia, Medo-Persia y Grecia, el rey que es, se refiere a Roma, profetizando para el futuro un último rey que habría de venir.
Los judíos rechazan a los samaritanos pues los consideran gentiles, paganos disfrazados de judíos, debido a sus orígenes. Pero los samaritanos se sienten hijos de Jacob, verdaderos israelitas a pesar de eso. La mujer llama a Jacob "nuestro Padre” (Juan 4:8) quien le dio ese pozo a los samaritanos, según dice la mujer. Está bien que lo diga, debido a que Jacob adoptó a los dos hijos de José: Manasés y Efraín que dieron origen a la casa dispersada de Efraín, llamada también Casa de José y Casa de Israel (Génesis 47 y 48). Recordemos que los dos hijos de José nacieron en Egipto, o sea, nacieron en un mundo pagano, pero aun así son adoptados por Jacob. Ellos son un símbolo de los gentiles que serían asimilados o injertados a Israel. También nosotros nacimos en Egipto y por la fe fuimos injertados en el olivo natural, esto es, Israel.
Los samaritanos tenían la Torah, pero pervertida y contaminada con contenidos paganos provenientes del culto al dios sol, que habían sido instituidos por Jeroboam en las tribus del norte, junto con un sacerdocio falso que desconocía la Torah. A pesar de esto, recogían los diezmos. Tenían un lugar no autorizado para adorar: el monte Gerizim en Samaria, que sustituía al lugar verdadero en Jerusalén. Todas estas características concuerdan con la casa de Efraín, es decir los gentiles, antes de ser injertados en Israel. Así como ellos, nosotros teníamos la Biblia, pero plagada de malas traducciones e interpretaciones y nos enfocábamos en la tradición antes que en la Palabra de Dios.
En cuanto al “agua viva” que Yeshúa le ofrece a la mujer, ya vimos que la sed representa la necesidad del espíritu humano por el Elohim Yahweh. Dice la escritura: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a Mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.” Jeremías 2:13
Yeshúa ofrece el “agua viva” a la mujer, o sea, le ofrece al Padre quien es el verdadero marido de Israel. Le ofrece saciar esa sed que tiene el ser humano en su interior y que tiene especialmente la casa de Efraín por el Elohim del cielo. Sólo el Mesías puede saciar la sed incontenible que llevamos por nuestro Padre eterno y celestial. “Yeshúa le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.” Juan 14:6
Otro aspecto profético es que antes de este episodio Yeshúa nunca se reveló como el Mesías a los judíos, y prohibió a sus discípulos hacerlo. Pero en cambio, sí se revela directamente a esta mujer como el Mesías. “Entonces ordenó a los discípulos que a nadie dijeran que Él era el Mesías” Mateo 16:20, Lucas 9:21 y Mateo 8:4.
En cambio cuando habló con la mujer sí se reveló como el Mesías de Israel: “Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el ungido, llamado el Mesías; cuando Él venga nos declarará todas las cosas. Yeshúa le dijo: Yo soy, el que habla contigo.” Juan 4:26-27
Entonces vemos como Él se revela primero a ella como el Mesías antes que a los judíos, de la misma manera que nuestro redentor se reveló primero a la casa de Efraín, tenidos por gentiles, mientras que la casa de Judá hasta el momento todavía no lo ha reconocido por el velo que se desprenderá al final de los tiempos cuando llegue la lluvia tardía.
Luego Yeshúa le profetiza a la mujer algo que estamos viviendo precisamente en este tiempo: “Yeshúa le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu, y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” Juan 4:21-24
Esto es lo que se está cumpliendo en nuestros días. No estamos adorando en Jerusalén ni en Gerizim sino alrededor de todo el mundo en pequeñas congregaciones que adoran en espíritu y en verdad, que buscan la verdad por medio del Espíritu. La Torah y el Espíritu nos ayudan a rendir esa adoración.
Sin embargo Yeshúa ratifica que la salvación viene de los judíos, por lo que hasta que el Mesías regrese para gobernar en Jerusalén no podemos quitar la mirada del pueblo de Israel, de los pactos, de la Torah y de los ejemplos de los patriarcas como nos dice en Romanos 9:4-5 “Que son israelitas, a quienes pertenece la adopción como hijos, y la gloria, los pactos, la promulgación de la Torah, el culto y las promesas, de quienes son los patriarcas, y de quienes, según la carne, procede el Mesías, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.”
Esta mujer se convierte en emisaria ante los hombres de su misma identidad o nación: “Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en Él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. Entonces vinieron los samaritanos a Él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. Y creyeron muchos más por la palabra de Él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Mesías” Juan 4:39-42
Así también nosotros, ante el testimonio que recibimos de Yeshúa y cómo nos describe de dónde venimos, el exilio que habíamos sufrido y el paganismo en que habíamos caído, también nos volvemos hacia el Mesías y lo reconocemos como el Salvador del mundo y como el verdadero Dios sobre todas las cosas.
Dos días simbolizan dos mil años según la escritura. Ése es el tiempo que el Mesías es revelado solamente a la casa de Efraín (Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.” 2ª Pedro 3:8). Durante esos dos mil años que han transcurrido, nadie más lo ha reconocido aún aparte de aquellos a quienes Él se ha revelado.
“Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? Yeshúa les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.” Juan 4:31-34
¿Cuál era esa obra? La redención de la humanidad por medio de su muerte en la cruz. La restauración del Reino de Israel con el Mesías Yeshúa como soberano.
Entonces esto es lo que nos toca hacer a nosotros, a la casa de Efraín dispersa entre las naciones, al igual que lo hizo la mujer samaritana, que fue a la gente que estaba como ella, perdida, enredada con una Torah falsa, adorando en un lugar falso, porque ella es una sombra profética nuestra.
Por lo tanto la mujer samaritana representa a la casa de Efraín, o sea a nosotros, las diez tribus dispersas que se están recogiendo porque:
1-La casa de Efraín desciende de Jacob por medio de José al igual que Efraín y Manasés que habían nacido en Egipto es decir en el mundo gentil pagano de donde también nosotros provenimos.
2-Israel se mezcló con las naciones idólatras y se contaminó con sus costumbres, y tuvo varios amantes, varios esposos que no eran sus esposos, así como Yeshúa le hizo ver a la samaritana que Israel tuvo hasta ese momento cinco maridos y luego otro que no eran maridos. Sin embargo al estar en un pozo esta escena tiene que ver con una esposa que está enfrente del que será su verdadero esposo. Yeshúa es el verdadero esposo que viene a buscar a su esposa.
3-Tenía una Torah adulterada, así como hemos tenido Biblias adulteradas por malas interpretaciones y doctrinas adulteradas.
4-Adoró en un lugar equivocado y no permitido. Efraín adoraba en el monte Gerizim, nosotros en Iglesias que seguían tradición y paganismo.
5-Participó de un sistema sacerdotal paralelo y falso que al desviarse de los mandamientos de Yahweh no tenía derecho a recoger diezmos y ofrendas (Igual nos pasó a nosotros).
6-Yeshúa rectifica su comprensión sobre la salvación, al igual que nos pasó a nosotros.
7-Yeshúa se le revela como el Mesías de Israel dos días (dos mil años) antes de hacerlo a la casa de Judá.
8-Ella corre a declarar a los de su misma identidad y nación que encontró al Mesías verdadero. Igual nosotros debemos predicar las buenas nuevas al mundo gentil.
9-Muchos acuden y son salvos por su medio. Igual lo estamos viendo ahora.
10-Ella está junto al pozo y es representada por el mismo. Será la esposa del Cordero, el Mesías de Israel.
11-Yeshúa le ofrece agua viva para saciarla y llenarla, o sea, le conduce a Yahweh, su verdadero marido quien vino a buscarla y redimirla.
12-Yeshúa le profetiza a sus discípulos la cosecha final que se avecina. Lo estamos viviendo hasta nuestros días, las gavillas van quedando listas para la ciega cuando toda la cosecha será recogida, separada de la cizaña y guardada en el granero mientras que la cizaña será entregada al fuego.