Gracia en Cristo: Razones de la Postura Postribulacionista

domingo, 23 de noviembre de 2014

Razones de la Postura Postribulacionista

La mayoría de las denominaciones protestantes han adoptado el pretribulacionismo como base doctrinaria para entender los últimos acontecimientos. Eso se debe al hecho de que la mayor parte de esas iglesias surgió a partir de comienzos del siglo XIX, época en que comenzó a ser divulgado el pretribulacionismo por parte de los hermanos de Plymouth - EEUU (1830).

Ese tipo de interpretación influenció a todas las iglesias del período, de las cuales las actuales son herederas, sean ellas tradicionales o pentecostales. Antes de ese período (siglo XIX), no había distinción entre arrebatamiento y segunda venida en gloria.

Al leer las cartas de Pablo, Pedro y Juan, queda explícito que ellos esperaban el regreso del Salvador ya en sus días... Ellos vivían en pleno proceso tribulacional. Esa venida no sería para "evitar" que la Iglesia entrase en un proceso de tribulación y sí para derrotar aquellos que los estaban atribulando.

Ellos relacionaban esa tribulación y la persecución promovida por el imperio romano a la gran tribulación profetizada por Yeshúa y el emperador que los perseguía al antimesías. Ellos no esperaban un arrebatamiento anterior a la tribulación.

Ellos esperaban la venida poderosa del Mesías, para arrebatarlos, derrotar al antimesías (que para muchos de ellos era el emperador romano) e implantar el reino milenial. Delante de eso, podemos asegurar que la postura de los apóstoles no era pretribulacionista.

Presentamos aquí los principales fundamentos postribulacionistas, con el objetivo que ellos sirvan para su análisis y estudio.

1. Yeshúa, en su sermón profético, relaciona solamente su venida después de la tribulación, no mencionando en ningún momento un arrebatamiento invisible anterior al momento de la venida en gloria y sí un arrebatamiento que hace parte de su gloriosa venida, luego después de la gran tribulación (Mateo 24:29-31, Marcos 13:24-27 y Lucas 21:25-27).

2. Las Escrituras no nos revelan en ningún lugar que el regreso de Yeshúa será dividido en dos etapas: una oculta, anterior a la tribulación, y otra visible, después de la tribulación. Al contrario, la Palabra determina apenas dos venidas: una ya concretizada hace aproximadamente 2.000 años y la otra en el porvenir (Hebreos 9:27-28).

3. Pablo nos revela que la glorificación ocurrirá a la final trompeta. Yeshúa reveló que, en el momento de su venida en gloria, luego después de la gran tribulación, habrá el toque de trompeta. Por lo tanto, en ese momento será tocada la última trompeta (I Corintios 15:52, Mateo 24:31).

4. La promesa hecha a los discípulos poco después de la asunción del Mesías, indica un regreso visible como Rey, posando sus pies sobre el Monte de los Olivos para derrotar al antimesías.

Los discípulos, en el momento de la asunción, estaban en el Monte de los Olivos y vieron lo ocurrido. Los ángeles les revelaron que de la misma manera que Yeshúa había subido, Él volvería. O sea, de una manera visible y firmando sus pies sobre el Monte de los Olivos (Hechos 1:11-12, Zacarías 14:3-4).

5. En los tiempos de los apóstoles la Iglesia no poseía ninguna idea "pretribulacionista". Los creyentes esperaban el regreso de Yeshúa ya en sus días, para librarlos de la persecución y tribulación que ellos experimentaban, y no para evitar que ellos entrasen en un proceso tribulacional. La idea pretribulacionista surgió en el siglo XIX, unida al dispensacionalismo (II Tesalonicenses 1:7-8).

6. Pablo desecha toda idea de inminencia anterior a la concretización de las señales profetizadas por Yeshúa. Él enseñó a los tesalonicenses que la venida del Mesías y nuestra reunión con Él, no ocurriría antes de la apostasía general y de la manifestación del antimesías, manteniendo el mismo orden profetizado por Yeshúa en el sermón profético (II Tesalonicenses 2:1-3, Mateo 24:10-15).

7. El regreso de Yeshúa será como "un ladrón en la noche" solo para aquellos que no la esperan y/o no están velando y atentos a las señales (I Tesalonicenses 5:4, Apocalipsis 3:3).

8. El regreso del Mesías está relacionado en la Biblia al Día del Señor, que no será un período de siete años. Yeshúa mencionó la profecía de Joel 2:10 para mostrar las señales que antecederían inmediatamente su venida gloriosa, relacionándola al Día del Señor a través de las mismas señales: el sol y la luna oscureciendo.

Joel nos revela que las mismas señales antecederán el Día del Señor, relacionando ese día al día del regreso de Yeshúa y no a un período de siete años (Mateo 24:29, Joel 2:10, Isaías 13:10, Ezequiel 32:7-10).

9. Es nítida en la Biblia la presencia de los siervos de Dios en medio de la tribulación de los últimos tiempos. No se trata de "ex-descarriados", pues los creyentes de la gran tribulación guardan los mandamientos del Altísimo y mantienen el testimonio de Yeshúa, algo imposible sin la actuación del Espíritu Santo (Apocalipsis 12:17).

Muchos de esos siervos del Eterno, a ejemplo de los creyentes primitivos, serán martirizados y odiados "por todas las naciones" (Apocalipsis 12:17, Apocalipsis 6:9-11, Apocalipsis 14:8-13, Mateo 24:9-12, Marcos 13:20, Juan 17:15, Daniel 7:25-27).

10. De esos creyentes, algunos serán protegidos de forma sobrenatural durante la tribulación, como ocurrió con el pueblo de Israel en Egipto durante las plagas (Apocalipsis 3:10, Apocalipsis 12:14-16, Daniel 11:33-34, Mateo 24:22).

11. La llamada para velar (la palabra "velar" está relacionada a la noche) y mantenerse atento a las señales y a la santidad, se prolonga hasta el final de la tribulación, mencionándose durante la sexta copa (Apocalipsis 16:15).

12. Yeshúa, en su primer comentario directo sobre su regreso, relaciona directamente el momento del arrebatamiento a su venida gloriosa y a la derrota de los ejércitos del antimesías en el Armagedón. Eso se torna visible al comparar Lucas 17:28-37 con Apocalipsis 19:11-21 (Presencia de destrucción, cadáveres y aves).

13. El objetivo de la tribulación no es la exterminación de la raza humana ni la destrucción total del planeta. El Señor Yeshúa compara su venida a los días de Noé cuando se trata de la falta de interés de las personas ante el mensaje del Creador.

En las dos épocas comparadas, hay un gran desprecio por los avisos de la parte de los enviados del Altísimo y también hay una gran confianza maligna en la propia capacidad humana. Sin embargo, los acontecimientos son diferentes: En el diluvio, el propósito era destruir todo ser vivo, excepto Noé, familia y los animales en el arca.

En la venida de Yeshúa, la destrucción vendrá sobre el sistema maligno bajo el cual el mundo está y sobre aquellos que se postran delante de tal sistema (I Juan 5:19, I Corintios 15:23-25, Génesis 6:7, Génesis 8:21-22).

14. Al final de la gran tribulación habrá sobrevivientes, incluso de las naciones que marcharán contra Jerusalén en el Armagedón (Zacarías 14:16).

15. No existe base bíblica para separar la Iglesia del Israel espiritual. Nosotros somos el Israel del Creador, hijos de Abraham, según la promesa (Efesios 2:14, Gálatas 3:29, Romanos 11: 24:32).

16. No existe legitimidad para "dividir" la actuación del Eterno Padre en dispensaciones separadas y exclusivas. Lo que vemos en la Biblia es una revelación progresiva del plan del Eterno para la humanidad. El Creador trata con todos al mismo tiempo.

17. No existe base bíblica alguna para afirmar que el regreso de Yeshúa ocurrirá "en cualquier momento". El propio Mesías se detuvo para revelar todas las grandes señales que antecederían a su regreso.

Después del cumplimiento de todas las señales profetizadas por el Maestro es que su venida será "a cualquier momento" de un determinado día. Pablo también nos revela dos grandes señales (Mateo 24:33, II Tesalonicenses 2:1-3).

No se puede usar las epístolas de Pablo para enseñar la venida de Yeshúa "a cualquier momento", pues ellas fueron escritas para diversas iglesias hasta el 66 d.C., año en que Pablo murió decapitado en Roma.

En aquel año no se había cumplido siquiera la primera gran señal profetizada por Yeshúa: la destrucción de Jerusalén, que solamente ocurrió en 70 d.C. Ninguno de los apóstoles enseñó un arrebatamiento sin señales previas.

18. La salvación nos libra de la ira del Altísimo. Cuando mencionamos "ira", relacionada a la salvación espiritual, no es correcto asociar esa ira a los daños físicos sufridos por los siervos del Eterno en un proceso tribulacional.

El propio autor del versículo que nos habla sobre la libertad de la ira (Pablo), murió decapitado dentro de un proceso de persecución y tribulación. La salvación que tenemos es espiritual y eterna, la cual nos torna eximidos de la ira eterna del Creador, pero no eximidos de pasar por tribulaciones (I Tesalonicenses 1:10, I Tesalonicenses 4:9).

19. Todos las expresiones del Brit Jadashah usadas para describir la venida de Yeshúa, nos dan la idea de un evento visible, notable y no invisible: ephiphaneia (aparecimiento), apokalipsys (revelación) e parousia (venida-manifestación).

20. La primera resurrección ocurrirá en el mismo momento de la venida del Mesías en gloria, luego después de la gran tribulación. Esa primera resurrección excluye una resurrección general anterior a ese momento (Apocalipsis 20:4-6).

21. Toda la revelación escatológica de Yeshúa, de los apóstoles y hasta del Apocalipsis, es dirigida a la Iglesia, para su conocimiento y preparación. Esa es una prueba más de que la Iglesia estará en la Tierra durante los eventos mostrados en esas profecías.

22. Las Bodas del Cordero ocurrirán después de la venida del reino del Padre. El anuncio de esas bodas es hecho al final de la tribulación (Apocalipsis 19:7, Lucas 22:18, Lucas 21:31).

23. Yeshúa nos enseña que estemos atentos a las señales y que no seamos engañados por las señales malignas de los antimesías y falsos profetas en medio a la tribulación (Marcos 24:4, Mateo 24:24, Lucas 12:54-59).

24. Yeshúa dijo que quien persevere hasta el fin, éste será salvo. El "fin" de su narración profética en el sermón del Monte de los Olivos es su venida en gloria, después de la tribulación (Mateo 24:13, Mateo 24:6).

25. Yeshúa profetizó que sus siervos serían aborrecidos de todas las naciones y que el evangelio sería predicado en testimonio a todas las naciones. Esos eventos todavía no ocurrieron en su plenitud y deben ocurrir durante la tribulación, con la persecución institucionalizada contra la Iglesia y la diáspora resultante de esa persecución, produciendo un avivamiento nunca visto antes y haciendo posible la predicación a todas las naciones.

26. Si el pretribulacionismo está correcto, nosotros, postribulacionistas, estamos preparados por la fe y a través del nuevo nacimiento para el arrebatamiento anterior a la tribulación. Si la posición postribulacionista está correcta, no sabemos si todos nuestros hermanos están preparados en todos los aspectos para enfrentar esos momentos de sufrimiento físico y social extremos. Esto es verdad porque no todos están siendo enseñados sobre esa posibilidad...

27. La presencia de la Iglesia en medio de la tribulación es innegable cuando leemos la Palabra. Por ejemplo, en Mateo 24:22 Yeshúa dice que si los días de la gran tribulación no fueran abreviados, nadie se salvaría (en el aspecto físico, para permitir la existencia de sobrevivientes y el cumplimiento de la promesa de transformación de los que estuvieren vivos y no en el aspecto espiritual, pues nuestra salvación independe de los daños físicos causados en un proceso tribulacional).

Ellos serán abreviados por causa de los escogidos. Los pretribulacionistas relacionan esos escogidos al pueblo judío. Pero, ocho versículos después, Yeshúa continua la narración diciendo que los escogidos serán juntados de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro (Mateo 24:30-31). Esa es una descripción del arrebatamiento, que, de acuerdo con el propio Yeshúa, ocurrirá al mismo tiempo de su segunda venida.

28. En Daniel y también en el Apocalipsis, se explica que el antimesías hará guerra contra los santos y matará a muchos, principalmente después de la instauración mundial de la marca de la bestia (sistema de control político y financiero).

29. La Biblia afirma en Apocalipsis 20:4-6 que los creyentes martirizados, asesinados por el antimesías, por no aceptaren el nuevo orden mundial (la marca de la bestia), resucitarán en la primera resurrección, excluyendo claramente una resurrección general antes de la tribulación, como es defendida por el pretribulacionismo.

30. No existe ningún pasaje bíblico que describa claramente a Yeshúa viniendo tres veces, o la segunda venida de Yeshúa dividida en dos etapas: una oculta, para arrebatar la iglesia, y la otra al final de la tribulación, para derrotar al antimesías y comenzar su reino milenial.

El pretribulacionismo llega a esas conclusiones a través de una serie de deducciones indirectas y suposiciones. Un análisis directo y sin preconceptos mostrará, para cualquier persona interesada en la verdad escatológica, que el arrebatamiento de la Iglesia ocurrirá al mismo tiempo de la vuelta de Yeshúa con poder y gran gloria.

31. El amor del Mesías por la Iglesia no la exime de vivir tribulaciones. Si fuera de esa forma, entonces nuestros hermanos que fueron perseguidos, torturados y martirizados, entre los cuales encontramos a Pedro, Pablo, Juan, Santiago, Esteban, Policarpo y tantos otros, ¡no estarían bajo el amor del Mesías! El propio Maestro dijo: "el siervo no es mayor que su señor".

¿Si Yeshúa fue perseguido por el sistema político y religioso de la época, por qué nosotros estaríamos eximidos? Parece que la iglesia actual está más preocupada en no pasar por la tribulación para mantener su integridad física y social, que ocupada en anunciar el evangelio y no negar el nombre de Yeshúa, aunque que eso signifique daño físico o muerte en medio a una persecución y tribulación.

Conclusión:

Creemos que la visión postribulacionista debe ser considerada como una real posibilidad y aplicada al proceso de fortalecimiento espiritual del creyente en esos últimos días.

Por el hecho de prepararse diariamente, tanto en el aspecto sicológico como espiritual, para vivir un período de persecución y tribulación nunca visto anteriormente, el postribulacionista tiende a estar preparado como un guerrero para todo lo que pueda ocurrir. Está preparado hasta para ser arrebatado antes de la tribulación, si la hipótesis pretribulacionista se muestre correcta.

Lo contrario, por otro lado, no puede ser visto entre os pretribulacionistas. Pocos son los creyentes actuales que están listos para morir por el evangelio. También, son pocos los que están siendo preparados material y espiritualmente para ser perseguidos de una forma implacable por un sistema político y religioso mundial...

Muchos creyentes actuales están siendo enseñados a vivir de acuerdo con los patrones de éxito seculares, esperando que las cosas en el mundo mejoren a través de soluciones humanas. Debemos buscar la implantación del reino del Altísimo y no buscar cosas que el propio Yeshúa dijo que serían añadidas a aquellos que buscasen primeramente el reino.

La tribulación será un momento de prueba final, donde conoceremos quien verdaderamente tiene compromiso con el Eterno y quien está en la Iglesia apenas interesado en lo que Dios puede dar a cambio. Yeshúa dejó una pregunta significativa antes de subir a los cielos:

Él preguntó si hallaría fe en la Tierra cuando viniera...

El pueblo del Eterno debe estar preparado para llevar su fe hasta las últimas consecuencias...