Gracia en Cristo: La noche de San Juan - Otra fiesta pagana

viernes, 4 de junio de 2010

La noche de San Juan - Otra fiesta pagana

Mirad que nadie os despoje por medio de filosofías y vanos engaños, según la tradición de los hombres, según los rudimentos del mundo y no según el Mesías. Colosenses 2:8

Dios dio instrucciones claras de cómo quería que su gente celebrase, 3 veces al año me celebraréis fiesta, una fiesta para mí de la manera que “Yo digo”.

Éxodo 23:13-14 Estén pendientes de todo lo que les he dicho. No mencionen los nombres de otras deidades; que no se oigan de sus labios. Tres veces al año me celebrarán fiesta.

La noche de San Juan, otra fiesta pagana

Los antiguos celtas llamaban Alban Heruin a este festival y su principal significado era el de celebrar el instante en el que el Sol se hallaba en su máximo esplendor, cuando duraba más tiempo en el cielo y mostraba su máximo poder a los hombres, y al mismo tiempo, el día en que empezaba a decrecer en el Solsticio de Invierno.

El 21 de junio tiene lugar la entrada oficial del verano en el hemisferio norte. Es el solsticio de verano y en torno a él y a la próxima noche de San Juan (la noche entre el 23 y el 24 de Junio) se suceden una serie de rituales y supersticiones que apuntan al día más largo y la noche más corta del año donde todo gira en torno a la glorificación del fuego. De hecho, este es el festival del fuego por excelencia.

No sea hallado en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni hechicería, o que sea agorero, o hechicero, o encantador, o adivino, o espiritista, ni quien consulte a los muertos. Porque cualquiera que hace estas cosas es abominable para YHWH; y por causa de estas abominaciones YHWH tu Elohim expulsará a esas naciones de delante de ti. Deuteronomio 18:10-12

Antecedentes paganos

Es la celebración celta del Beltaine (significa “fuego de Bel”), que era un festival anual en honor al dios Belenos. Durante el Beltaine se encendían hogueras que eran coronadas por los más arriesgados con largas pértigas.

Los druidas hacían pasar el ganado entre las llamas para purificarlo y defenderlo contra las enfermedades y rogaban a los dioses que el año fuera fructífero y solían sacrificar algún animal, para que sus plegarias fueran mejor atendidas.

Las fiestas griegas dedicadas al dios Apolo, se celebraban en el solsticio de verano encendiendo grandes hogueras de carácter purificador.

Los romanos, por su parte, dedicaron a la diosa de la guerra Minerva unas fiestas con fuegos y tenían la costumbre de saltar tres veces sobre las llamas y por entonces, se atribuían propiedades medicinales a la hierbas recogidas en aquellos días.

Tradición actual


En todas las celebraciones de esta fiesta pagana existen dos elementos comunes: el fuego como destructor del mal y el agua como elemento purificador. También ciertas plantas, como la albahaca y el helecho, adquieren, según la creencia pagana, propiedades curativas y están presentes en muchos rituales de esta fiesta.

Esta noche de rituales paganos es la más fecunda en supersticiones y sortilegios, en rituales mágicos y adivinaciones. Los participantes creen que estos ritos paganos pueden curar enfermedades, ayudar a conseguir un novio o novia, conducir a embarazos deseados, adivinar su suerte o su futuro y hasta a tener una buena cosecha, dependiendo de los intereses de cada uno. Y todo gracias a las virtudes del fuego y del agua de la noche de San Juan, que según sus adeptos libran al individuo de lo malo y le hacen ser mejor.

Los participantes creen que las cenizas curan las enfermedades de la piel y que es conveniente saltar la hoguera un mínimo de tres veces para tener un buen año. En esta noche las hierbas tienen propiedades que todo lo curan y espantan los malos espíritus, las mozas encuentran novio y el amor no tiene ataduras. Los tesoros escondidos brillan y pueden ser descubiertos, y quien encuentra la hierba llamada "verbena" queda curado de todo mal. De aquí viene que en castellano a la fiesta se le llame también verbena.

Si buscamos el origen de todas estas creencias tenemos que remontamos al culto pagano babilónico que todos los pueblos han rendido al dios sol. La Iglesia tradicional hizo coincidir la celebración del supuesto nacimiento de San Juan Bautista con el solsticio de verano por la relación de este santo con el agua purificadora del bautismo.

Religiosidad y paganismo se fundieron entonces, dando lugar a la Noche de San Juan. Los Júas, como son llamados en Málaga, o los Juanillos, como se les conoce en Cádiz, son peleles que simbolizan el mal y que en la noche del 23 al 24 serán destruidos por el fuego en un intento de quemar la mala suerte.

Dicen que la fiesta debe durar hasta la salida del sol, para esperar que éste proyecte la nueva sombra de sus seguidores para así tener un buen año.

Por cierto, que no es casualidad que la festividad de San Juan Bautista sea exactamente 6 meses antes de la Navidad. El solsticio de invierno caía anteriormente el 25 de Diciembre (actualmente el 21 o 22 de Diciembre, dependiendo del año), y era también una importante celebración pagana, la reencarnación del dios sol Nimrod en su hijo Tamuz, luego adoptada como Navidad. Ni San Juan Bautista nació el 24 de Junio, ni Yeshúa nació el 25 de Diciembre, pero sí ambos nacieron distanciados 6 meses entre sí.